"Solamente aquél que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado." FRIEDRICH WILHEM NIETZSCHE


jueves, 23 de septiembre de 2010

Wide Awake



Éste no es el videoclip de esta canción, es simplemente un vídeo excelente que he encontrado en youtube. Ofrece un trocito de la peor de todas las realidades, ésa de la que somos únicos protagonistas los seres humanos y los seres no tan humanos. Me encanta la canción, me encanta la letra y me encanta el vídeo. Así que éste es, sin duda, el lugar que le corresponde. Además, ese estribillo dice mucho más, tanto, que se ha ganado un sitio entre los recortes que se amontonan a la derecha de estas palabras. "Wide Awake" de Audioslave. Otra canción para disfrutar... con los ojos apropiados.

Y no desesperéis, la esperanza sigue viva en los ojos de los niños. En nuestros ojos. En los ojos del niño que lleváis dentro. Si queréis, si sois capaces, de verlo, de sentirlo, de disfrutarlo, de compartir su visión de vuestro propio mundo...



Audioslave & Un niño triste cualquiera.



PD; Hay árboles que no pierden sus hojas cuando se acerca el mal tiempo. Como si incluso lo disfrutaran. El niño triste puede pensar en verde incluso en otoño. Sus ojos son capaces de pintar la realidad del color que le apetezca. Llámale privilegiado, llámale caprichoso... Ya sabes que son cosas de niños. Y lo sabes porque... A veces, muchas veces en nuestro caso, no hace falta decirlo todo. No hace falta decir nada.

PD2; Decía la canción de Bruce Springsteen que los ojos tristes nunca mienten ("Sad eyes never lie"), los ojos brillantes tampoco... & Nothing Else Matters.

PD3; ...& Nothing Else Matters... cuando entre todas las nubes, sigue viéndose la luna.


domingo, 19 de septiembre de 2010

Más Que Unos Versos



Guardé mi alma en un bloque de hielo,
Robó mi vida el difunto pasado,
A veces vivo, siempre cansado,
Cerré los ojos y olvidé el miedo.

Indicándome el nuevo camino,
Arriba, muy arriba, estaba la luna,
Se asomaba a mirar mis locuras,
Padeciendo conmigo lo vivido.

Ofreciéndome su amor me mató,
Resucité y sólo vivo para verla;
Triunfó la revolución con ella.

Otra vez miro sus ojos, esas perlas
De mar que hacen que en mi corazón,
Otra vez brille contenta mi estrella.

Tengo su imagen en sueños perdida,
En mi alma para siempre su figura;
Queriendo cada día alcanzar mi luna,
Unas veces soñada y tantas querida.

Indigna acompañante de la lluvia,
Es esta, mi pluma ensangrentada;
Recurrida ya mi voz cansada,
Oigo, esta vez, la alegría de la suya...



Un niño triste cualquiera.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Cuestión De Cojones


Hace doce años que conservo este artículo en un cajón. Curiosamente, está escrito el día de mi cumpleaños, así a bote pronto... de mi decimosexto cumpleaños. Hoy mientras mi neumonía y yo combatíamos el aburrimiento limpiando papeles viejos, lo he encontrado y me he reído un buen rato. Ya va siendo hora de hacerle un hueco aquí. Espero robaros más de una sonrisa. Que ya casi es viernes.

Recuerdos desde el Norte con cariño,

Un niño triste cualquiera.


---------------#----------#---------------


Hace tiempo que mi madre no me da la bronca por abusar del lenguaje soez en esta página, y empiezo a preocuparme. O ella envejece y se acostumbra, o estoy perdiendo facultades y volviéndome lingüisticamente correcto. Por fortuna, todavía llegan cartas de algún lector o lectora inasequibles al desaliento, afeándome mi poca vergüenza. E incluso Nacho Iglesias, el baranda de esta barraca, recibe periódicamente sugerencias para que en El Semanal me echen a la calle de una puta vez. La última es de un señor de Oviedo, por la letra jubilado y por el membrete notario, que me afea el uso e incluso el abuso de la palabra cojones, e incluso sugiere la posibilidad de que yo saque tanto a colación el asunto por algún trauma personal relacionado con mi propia virilidad o, subraya el amable comunicante, mi ausencia de ella. "A ver si es maricón", concluye por si no he captado los circunloquios preliminares.

En fin. Al margen de que yo pueda resultar más o menos maricón, la antedicha carta me viene al pelo para traerles a colación un impreso anónimo que hace tiempo circula por ahí -algún lector ha tenido el detalle de mandármelo-, y que, bajo el título Riqueza del castellano, enumera una exhaustiva relación de las diversas acepciones que en nuestra lengua, la de Quevedo y Cervantes, tienen los atributos masculinos. Y me van a perdonar el notario de Oviedo y mi madre, pero no resisto a glosar el asunto y poner los cojones en su sitio.

Por ejemplo: según confirma con acierto singular el mencionado folleto, el sentido de cojones depende según el numeral que lo acompaña. La unidad significa algo caro o costoso (eso vale un cojón), dos pueden sugerir arrojo o valentía (con dos cojones), tres significa desprecio (me importa tres cojones), y un número elevado suele apuntar dificultad extrema (conseguirlo me costó veinte pares de cojones). Del mismo modo basta un verbo para darle variedad a los significados. Verbigracia: tener puede referirse a valentía (esa tía tiene cojones), pero también censura, admiración o sorpresa (¡tiene cojones!) o perplejidad (¡manda cojones!).

Siguiendo con los verbos, acompañado de poner puede significar reto o aplomo (puso los cojones encima de la mesa), y el verbo tocar implica molestia, hastío o indiferencia (me toca los cojones), vagancia (se toca los cojones) e incluso desafío (anda y tócame los cojones). El término es también acepción de lentitud (viene arrastrando los cojones). Y en cuanto a amenaza, su uso es frecuente (te voy a volar los cojones) e incluso se recurre a ello para describir agresión física (fue y le pateó los cojones).

Los prefijos y sufijos también son importantes de cojones. Por ejemplo, a- significa miedo (acojonado), des- implica regocijo (descojonarse), y -udo implica calidad o perfección (cojonudo). También las preposiciones matizan lo suyo: de alude a éxito (nos fue de cojones) o intensidad (hace un frío de cojones), hasta define ciertos límites (hasta los cojones) y por alude intransigencia (por cojones). También se recurre a ellos como lugar de origen para definir cierto tipo de actitudes intrínsecamente españolas y como origen de voluntad inapelable (porque me sale de los cojones). En cuanto al color, la textura o el tamaño del asunto, los significados son ricos y diversos como la vida misma. Un color violeta define bajas temperaturas (se me quedaron los cojones morados del frío). Posición y tamaño son decisivos, tanto para precisar pachorra o tranquilidad (se pisa los cojones) como coherencia (lleva los cojones en su sitio). Sin que falten referencias cultas o históricas (tiene los cojones como el caballo de Espartero).

Así que ya me dirá usted, señor notario. A ver cuando Shakespeare, o Joyce, o la madre que los parió, en esa jerga onomatopéyica y septentrional que usaban los pastores para llamar a las ovejas, y los piratas para repartirse el botín contando con los dedos, fueron capaces de utilizar, con todo su Oxford, la palabra equivalente con tanta variedad, y tanta riqueza, y tanta prosapia como la usa hasta el más analfabeto de nuestros paisanos. Tres mil años de griego, latín, árabe y castellano respaldan el asunto. Lo que, se mire por donde se mire, es un respaldo lingüístico de cojones.


Arturo Pérez-Reverte
(Patente de Corso 28-04-1998)

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cosas De Niños




Se acerca el día en que los niños controlaremos el mundo. Que cada cual limpie sus errores imperdonables como quiera o pueda. La revolución ha comenzado... y tenemos toda la vida por delante. Ventajas de no querer crecer... y conseguirlo. Niños, sonreid, ha sido, es y será siempre nuestra mejor arma.



"Niña rubia... zugaz pentsatzen,
badator gaua astiro,
besarkaturik gaudela,
amesten dut aldiro,
ondoan falta zara ta,
bixotzien ezta giro,
maite nozula dakidan arren,
esan eiztazu barriro!"



Un niño triste cualquiera.


PD; hace poquito, alguna niña, que no cualquiera, me regaló la definición más hermosa de una palabra tan viciada, tan corrompida por el mal, por la sangre derramada bajo su significado, por el poder, por la mismísima Historia... como es la frontera (muga para nosotros aquí en el Norte). Y es que la muga empieza siempre... cuando me alejo de ti & Nothing Else Matters.

PD2; tengo ganas de colgar ciertos cuadros en cierto hueco de cierta pared... =)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Hay Historia Más Allá Del Suelo



El mundo está lleno de probabilidades. En la suave ladera de un monte, o en su lomo ampliamente curvo, imaginemos que un cuerpo fue enterrado. Se perdió la memoria de lo que allí está, pueden haber sido siglos, y tal vez sea así. Cuatrocientas veces el invierno allí dejó lluvias y nieves, cuatrocientas veces el otoño reverdeció la hierba, cuatrocientas veces el verano la secó, cuatrocientas veces la primavera lo cubrió todo de flores. Éste es un monte donde nada más se plantó que un cuerpo muerto, tal vez asesinado y por eso allí escondido. Pero en este cuatrocentésimo primer año después de que el hombre fuese sepultado, un hombre vivo asciende al monte (como antes lo hicieron otros, pero es éste el que nos importa), sin razón ninguna que se sepa, sólo para respirar el aire en su metamorfosis de viento, sólo para ver las distancias, los otros montes, para saber en fin si se mantiene el sino de ser los horizontes siempre azules. Sube al monte, pisa la hierba, los matojos, las piedras, siente todo eso debajo de las suelas, está vivo en esa sensación como en todas las otras que los sentidos le transmiten, y de pura felicidad se tiende en el suelo, cara al cielo, viendo pasar las nubes, oyendo el viento en los tallos de las plantas próximas. Alcanzó aquella plenitud que es flaqueza humana de imaginar que de repente lo sabemos todo y no precisamos explicación. Lo único que él no sabe es que, debajo, acompañando exactamente el contorno de su cuerpo, cuerpo sobre cuerpo, con un metro, si a tanto llega, separándolos, el muerto de hace cuatrocientos años ve ahora por los ojos del vivo, calavera sobre calavera, un cielo que parece igual y unas nubes hechas de la misma agua. Se levanta el vivo sin saber de nada, y el muerto empieza a esperar otros cuatrocientos años.

José Saramago, Manual de Pintura y Caligrafía.



Y eso que yo, ni lo entiendo todo, ni lo pretendo. Que soy más de improvisar...

Un niño triste cualquiera.

PD; esta foto y este texto se encontraron gracias a los ojos de un niño al que no hace mucho que conozco y que, sin embargo, se ha ganado mi cariño y mi amistad incondicional, espalda con espalda. A veces, aunque sólo sea a veces, recogemos lo que sembramos. A veces, aunque sólo sea a veces, encontramos aliados que llegan para quedarse. Cosas de niños... & Nothing Else Matters.

PD2; todavía me sorprende cómo ha cambiado mi vida en un año, parece increíble. Y que el niño triste haya sido capaz de aprender de tantas cosas, de tantas vivencias, buenas y malas, no deja de ser otra victoria frente a la realidad. Que dure la sonrisa, para siempre... o por el momento. Sigo sin tener clara la diferencia... ;)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Feliz Año Nuevo


Es algo que los sociólogos todavía no han formulado; en contra de lo que indica la tradición, es muy posible que a la vuelta de las vacaciones de verano se conciban muchos más proyectos de cambio de vida personal que cuando se entra en el año nuevo.

No hay nada más sensato que la búsqueda de la felicidad. Y las vacaciones son un proyecto encapsulado de tratar de vivirla o, cuando menos, rozarla. Es el teórico momento de encontrarnos con nosotros mismos, porque cuando la obligación se relaja, la conciencia sensata se dilata.

Y en esas llegó Septiembre...

La realidad, cruda o bien asada, es el primer plato que siempre nos comemos a la vuelta de unas largas vacaciones. Y mientras lo vamos masticando, es un magnífico momento para, desde la intimidad, abrirle paso a la conciencia y tratar de visualizar nuestra realidad y nuestro previsible futuro. Para decidir, proyectar, soñar o despertar. Para crecer, seguir o acabar. Para vivir.

El tan cacareado estrés post-vacacional es una manera de resistirse a abrir la conciencia, es negarse a ver y entender nuestros propios errores y los de quienes nos rodean. Abrir la conciencia significa hacerse consciente, primero para valorar, y después para formular los grandes o diminutos propósitos para nuestro futuro.

¿Hay que esperar 122 días, los que faltan para el fin de año, para hacerlo?

Este 1 de Septiembre puede ser el inicio de tu año nuevo.

Ángela Becerra

The End (ADN, 1-IX-2010)



PD; ...puede ser el inicio de nuestro año nuevo ;)