"Solamente aquél que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado." FRIEDRICH WILHEM NIETZSCHE


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domingo, 24 de octubre de 2010

(Triste) Aniversario



Hoy es el aniversario (19º, increíble lo rápido que pasa el tiempo...) de uno de los acontecimientos que han marcado la vida y la forma de ser del niño triste. Una pérdida importante, superada, entre otras mil razones en forma de sonrisa, el día que fui capaz de entender la parte positiva, el verdadero y único motivo que permite descansar a tu mente y a tu alma de toda la angustia y la tristeza extrema que genera un golpe tan duro de la más cruda realidad en la vida de cualquier persona, especialmente, de un niño.

Escribí el boceto de estos versos para una persona que no los merecía y que nunca los mereció. Años después los reencontré en una libreta y los terminé. Son para ti, aunque no vayas a poder leerlos nunca. Soy quien soy y como soy por ti & Nothing Else Matters.



("Triste lejanía,
corre por mis venas,
sin descanso, sin remedio,
hacia mi corazón
esperanzado e ingenuo
que retiene
tu imagen, tu voz, tu alegría...
Mis ojos te ven a cada instante
en lugares en que no estás,
nunca has estado ni estarás.
Y un te quiero se me escapa,
a cada sombra que la luna
medio en serio, medio en broma,
proyecta en la oscuridad
engañando a mis ojos
y a mi ya triste corazón.")



Un niño (triste) cualquiera.


PD; y mis versos, como mi tristeza, van entre paréntesis. Porque no hay nadie como tu y me haces tan feliz niña rubia... Zurekin bizi gureot!

sábado, 21 de agosto de 2010

Desde El Tejado (2)




No fue capaz de sentir el viento hasta que no levantó la cabeza y vio como se doblaban los árboles. Sus sentidos corrían desbocados a través de los ojos del niño triste hacia el increíble paisaje que se extendía a sus pies. En estos momentos de paz, antes de perderse en los más insignificantes rincones del mundo que tenía al alcance de sus pequeñas manos, antes de perderse en los más importantes rincones del mundo que escondía dentro de su propio ser, de su propio corazón, de su cabeza, de su alma... siempre le asaltaba la misma pregunta. ¿Por qué los tejados? Intentaba, sin éxito ni posibilidades, entender de dónde venía su obsesión, su placer por las alturas, por mirar al mundo, a la realidad, desde arriba, desde lo más arriba posible, aún sintiéndose siempre tan pequeño como el niño que era... y disfrutaba siendo.

Poco dura una pregunta de ese calibre en la mente de un niño cuando todo lo que le rodea consigue desbordarle. Entonces volvió a ser consciente del viento y se sentó en el tejado. Abrió los ojos, atento a cada detalle, y permitió conscientemente que la niebla se mezclara con el humo, y el humo, con las nubes, hasta que el blanco le inundó la cabeza, la memoria y los sentidos y la claridad le obligó a cerrarlos. En ese silencio único se sintió la respiración, notó su propio palpitar, como si no fuera suyo, como se nota, como se siente en otro cuerpo, en algún cuerpo... Extrañamente conocida, extrañamente agradable sensación. Definitivamente, somos las sensaciones que somos capaces de sentir... y transmitir. En un gesto, en una mirada, en un verso, en un sueño, en un beso, en un nada y en un todo.

No quería pensar, aunque sabía que se resistía inútilmente, que era una batalla perdida de antemano, de ésas que sólo deben combatirse por capricho o cabezonería. Una, a fin de cuentas, de sus batallas. De las batallas del niño triste. Y pensó cuántas veces se había salido con la suya la puta realidad, cuántas derrotas a sus manos podía recordar. Cuántas victorias. El balance era desolador, como siempre. Y el viento pareció gritarle que la realidad siempre termina ganando todas las guerras...

Y pensando en no pensar, mirando esa hermosa crestería que desafiaba al cielo tocando las nubes, perdido en un pueblecillo abandonado de Pirineos, sus ojos de niño se dieron cuenta de había algo más. De que acababa de descubrir parte del secreto. Se dio cuenta de que, quizá por suerte, por casualidad, por merecerlo, o porque sí, había sido, quizá incluso era, capaz de vivir, de sufrir y de disfrutar sus propios sueños. Y eso, pensó mientras sonreía, los convertía en reales. Y eso, en sí mismo, no dejaba de ser una victoria frente a la mismísima realidad. Quizá incluso, la victoria... & Nothing Else Matters.


Un niño triste cualquiera.


PD; "... Think it twice, it's another day for you and me in paradise..."

PD2; Hoy empiezan mis fiestas, la Aste Nagusi (Semana Grande) de mi Bilbao. Desde el año pasado he imaginado esta semana mágica de mil maneras posibles en función de la situación que me tocaba vivir y de mi propio estado de ánimo. Ayer, en el último suspiro, todo volvió a dar un giro inesperado. Cada día disfruto más improvisando. Estoy pensando en convertirlo en mi manera de vivir... y de sonreir. Y encima sale el sol. Esto merece otra canción. Recuerdos desde el Norte.


sábado, 31 de julio de 2010

Una Imagen...




"Cada corazón es una célula revolucionaria."



Un niño triste cualquiera.


PD; curioso que se haya cruzado esta canción hoy en mi camino...

viernes, 9 de julio de 2010

Una Imagen...



...Y al mirarme a los pies, buscando el suelo, encontré un montón de mariposas. Y ahora no sé si se habrán caído de mi estómago...




Un niño triste cualquiera.


PD; Actúa como sientes... o terminarás sintiendo como actúas... Just breathing...


ACTUALIZO... Puedo decir que ayer disfruté de uno de los mejores conciertos de mi vida. Por primera vez, un grupo, una canción en directo, sin artificios de ningún tipo, consiguió que esa sensación, esa vibración, me traspasara y que los ojos del niño triste se llenaran de lágrimas. Casi no quería que tocaran esa canción, porque significa demasiado para mi. Ahora no me arrepiento. Ayer Pearl Jam me regalaron uno de los ratos más hermosos, más mágicos y más increíbles que he vivido. Agradecido para siempre.

miércoles, 30 de junio de 2010

Una Imagen...



"...Txoko txiki bat zara,
benetan maitxe zaitxut..."


"Uno no puede elegir los sueños que tiene. Son los sueños los que eligen a las personas. Nunca se lo he oído decir a nadie, pero así debe ser."


Gatibu, Saramago & Un niño triste cualquiera.


PD; los árboles... saben volar???

domingo, 27 de junio de 2010

En La Hoguera



El miércoles pasado recordé lo importante que era, en otros tiempos, la noche de San Juan para mi. Y para el niño triste. La rutina de los últimos años había conseguido, con la colaboración de mi propia mala memoria, que esa noche tan especial se borrara de mi calendario y todas esas sensaciones tan especiales de mi recuerdo. Aunque, como siempre en estos casos, seguían estando ahí, al fondo, enterradas entre todo lo malo que vamos acumulando con el paso del tiempo. Igual igual que enterramos entre tristes realidades, los sueños del niño que fuimos... y que, sin saberlo, seguimos siendo.

Y así, decidí, rodeado de otros niños que últimamente comparten mis días, escapar de la ciudad, huir de la gente, y pasar esa noche en algún lugar que lo mereciera, algún lugar de ésos que disfrutan los ojos, cortan la respiración y permiten, por lo menos un buen rato, olvidarlo todo y sentir más allá de lo que se siente. Un lugar para encontrar lo que realmente se busca, para entender sin pretenderlo, para imaginar, para soñar. Con el sonido del mar, claro, en compañía del fuego y bajo la atenta mirada de la luna. A veces no se necesita nada más.

Y allí, en un silencio que sólo rompían el mar y el fuego, asomados al agua desde el verde, con los ojos fijos en las llamas y la cabeza y el corazón ardiendo entre ellas, renació el niño triste. Callado pero sonriente. Como al margen de todo aun siendo el protagonista. Y reconocerle de nuevo, sentado frente a la hoguera, me robó una sonrisa. Y reencontrarme con sus ojos un instante, en el reflejo de los míos dibujado por las olas, llenó un poco el vacío que sentía dentro.

Después mis ojos se perdieron, más allá de la noche, del lugar y la compañía. Y desperté entre las notas de esta canción que no he podido dejar de escuchar y silbar desde entonces. Con la sensación de haber soñado algo importante. Con la sensación de no recordarlo. Y, sin embargo, consciente de que algo ha cambiado. La sonrisa del niño triste lo confirma...& Nothing Else Matters.


Un niño triste cualquiera.


PD: ...aunque siga etxandote de menos...


sábado, 19 de junio de 2010

Una Imagen...




Y yo... simplemente... sigo etxándote de menos...



Un niño triste cualquiera.


PD; No puedo evitarlo. Cosas de niños, como siempre. Hoy me he vuelto a levantar tan triste...

martes, 8 de junio de 2010

Pesadilla Por Capítulos



Me he despertado hace no mucho con un intenso dolor de cabeza, un dolor de cabeza de esos que marcan días y hasta épocas. Me he despertado con esa horrible sensación de no haber descansado nada, y si mi cuerpo y mi mente son partícipes de esa sensación, por algo será... Y cuando ya empezaba a plantearme que la culpa era única y exclusivamente de los currelas que aporrean las paredes con energía en algún lugar no demasiado lejos de mi cama, he recordado que no es eso, que ha sido todo cosa de mi propia pesadilla. Una pesadilla por capítulos que he sufrido esta noche...

Y digo por capítulos porque, puestos a recordar, ahora soy consciente de que me he despertado mínimo dos veces, empapado en sudor y sufriendo, una de ellas incluso llorando de rabia. Hacía tiempo que no tenía pesadillas, por mucho que en otros tiempos una concreta se me repetía noche sí, noche también. Y, lógicamente, ni yo ni el niño triste tenemos una explicación aceptable...

Y es que he soñado y sufrido a la par, que mi princesa de oriente, la niña que desde que llegó ha marcado con su ilusión, con sus sonrisas y con sus miedos, con su cariño, la vida y la percepción del niño triste, se moría entre mis brazos, evidentemente, sin que yo pudiera hacer nada. Todavía tengo un nudo en la garganta y en el estómago. Y, ahora, sólo espero que el reloj avance rápido, que en Buenos Aires son las 5 de la mañana y no son horas para llamar, y poder escuchar su risa aunque esté lejos. Escuchar como ella, siendo tan pequeña, es capaz de calmarme, de preocuparse por mi y de quererme como poca gente me ha querido. Porque te etxo mucho de menos, Haizetxo. Porque te quiero mucho, pequeña... & Nothing Else Matters.


Un niño triste cualquiera.


Actualizo ahora que son casi las 15 de la tarde en mi tierra, las 10 de la mañana en Buenos Aires, porque resulta que cuando empezaba a plantearme llamarles, me ha llegado un mail del otro lado del charco. Iñigo, padre de Haizea y casi un hermano mayor para mi, me escribía para contarme que la pequeña ha pasado muy mala noche. Que casi no ha dormido nada, que incluso lloraba a ratos y que nunca la habían visto así. Ni tan siquiera cuando llegó desde su tierra lejana casi muerta de tristeza. Así que he hablado con ella, le he contado mi pesadilla, disfrazándola de mal sueño y hemos compartido unas lagrimillas, de ésas que son tan auténticas que realmente duelen. Curiosamente, una vez más, nos hemos desahogado juntos, para terminar riendo juntos también...

Creo que nunca seré capaz de entender esa conexión que nos une, esa sensación de que nos necesitamos, de que podemos con lo que haga falta si pensamos el uno en el otro. Ese compartir felicidad y malestar sin plantearlo, sin pretenderlo. Y mucho menos, cómo ha llegado nuestra relación a ser así. Menos mal que sigo pensando que hay cosas que no se pueden entender, ni falta que hace. Menos mal que seguimos siendo los dos, simplemente niños. Y lo nuestro, simplemente, cosas de niños...

sábado, 5 de junio de 2010

Una Imagen...




Entre cervezas, me he asomado al corazón de la luna, y he llegado, incluso, casi a sujetarla con la mano...


"Exit light,
enter night,
take my hand,
we're off to never never-land..."




Un niño triste cualquiera.


PD: Hace demasiado tiempo que no vuelo...

miércoles, 2 de junio de 2010

A Fuego




... y es que me besas... y me vuelve a la cabeza, aquél séptimo infierno, aquél sábado de fiestas, aquél café, aquél instante casi infinito, aquella sonrisa cuando te despedías, castigada, camino de la tienda de vodafone que resultó estaba cerrada, aquella misma sonrisa, justo antes de girarte, y aquellas palabras... a que me quedo... Y aunque es un sueño, una sensación que mi cuerpo reconoce, pese a mi mala memoria... la piel se me eriza...




"...Voy a tatuarme, azul, una casita,
para que allí vivan nuestros corazones.

Y a deshora,
sale un sol alumbrando una esquina,
y alegrándome el día.

¿Dónde están los besos que te debo?
En un cajita;
que nunca llevo el corazón encima,
por si me lo quitan.

¿Y dónde están los besos que me debes?
En cualquier esquina;
cansados de vivir en tu boquita,
siempre a la deriva..."


EXTREMODURO & Un niño triste cualquiera.

PD; La desilusión y la tristeza pesan más que la ropa en la mochila. Aunque el niño triste sabe que lleva también un montón de sueños... y de sensaciones... y, a día de hoy, se niegue a deshacerla y prefiera guardarla en el armario tal y como está. Cosas de niños... o no?

domingo, 30 de mayo de 2010

Loretxo Bat




"...Umetxoak ikusirik,
lorea ezin bizirik,
arantzak kendu nahi dizkio,
bizi berri bat eman..."

(...Viendo el niño,
que la flor no puede vivir,
quiere quitarle las espinas,
y darle una vida nueva...)


EXKIXU & Un niño (triste) cualquiera.

PD; Don't wait for the perfect moment, take the moment and make it perfect...

miércoles, 19 de mayo de 2010

Altseu Eurrera


Tras el estreno de Psicosis en 1960, el correo que llegaba a la casa de su director, Alfred Hitchcock, se multiplicó por cientos. Él, hombre reservado y tímido, se creía en la obligación de leerlo todo y contestaba, religiosamente, a la mayoría de esas cartas. Se debía a la gente que se escondía detrás de aquellas palabras.

En una de aquellas cartas, un buen hombre se quejaba amargamente; "Tras ir a ver el estreno de Las Diabólicas, mi hija no quiso tomar nunca más un baño. Y ahora, después de ver Psicosis, no querrá ya ducharse. ¿Qué debo hacer?". A lo que el director respondió cortésmente... "Entiendo su problemática, pero no se apure. Todo tiene solución. Llévela a la tintorería. Atentamente, Alfred Hitchcock".


(A grandes problemas, ingeniosas y sonrientes soluciones...)




Una canción para cuando las cosas van mal, al niño triste siempre le ha servido para levantar la cabeza y sonreír. Porque, muchas veces, una canción vale más que mil palabras...


"Ezin deu izen,
ez da egixe,
eroritte gagozanik,
ez dot sinisten.

Altseu eurrera
jausten garen bakotzien
pentseu, geroan
esperantza bizi dala.

Esperantzan bizi naz
desesperatute
esperantza da baina
zutik mantentzen nauena.

Altseu eurrera
jausten zaren bakotzien
pentseu, geroan
esperantza bizi dala.

Ezin deu izen
ez da egixe
eroritte gagozanik
ez dot sinisten.

Altseu..."



Gatibu & Un niño (triste) cualquiera.

lunes, 10 de mayo de 2010

Por No Repetirme...


Venía a actualizar, como otras tantas veces, pero ésta, mi intranquilidad, mi curiosidad y mis ojos, apropiados o no, han llevado al niño triste a releer muchas de las entradas que ya están escritas aquí. Casi se le escapa alguna lágrima rebelde. Total, que he leído de mis propias palabras lo que quería decir, así que sólo os dejo una canción, sí, una canción más. Porque como ya sabéis, muchas veces, una canción vale más que mil palabras...




El Ultimo Ke Zierre & Un niño triste cualquiera.

miércoles, 28 de abril de 2010

Because Nothing Else Matters

Para ti, niño triste, para que no cambies nunca...


Esta canción es mucho más que una canción para mi. Lo fue desde la primera vez que la escuché hace ya mucho tiempo, lo sigue siendo hoy y pienso que lo será para siempre. Cuantas veces habeis sentido que la letra de una canción es exáctamente lo que quieríais decir, cuantas veces han puesto letra a lo que pensais, a lo que no podeis decir... Cuantas veces...

Esa es la magia de la música. Todo lo que explica y hace sentir una canción, todo lo que refleja, todo lo que emociona. "Nothing Else Matters" puso letra a mi manera de pensar, de ver y entender las cosas hace ya mucho tiempo. Y desde entonces ha ido acumulando historias, personas y lugares. Me gusta pensar que esos mismos acordes han ido viendo mi vida pasar, con todo lo que eso implica. Haciéndome disfrutar en muchos momentos, pensar en tantos otros y aliviando un poquito el dolor en otros tantos malos ratos. Una canción, unos acordes y una letra unida ya para siempre a mi.


Y es que hoy, aunque parezca extraño, me hago un poquito más mayor. La verdad es que no me importa mucho, especialmente cuando todavía veo esta foto y me veo reflejado en los ojos que se esconden tras esas viejas gafas. Si alguna vez el niño triste tuvo cara, podría haber sido ésta perfectamente. Y el hecho de que pase el tiempo y, como decía, siga viéndome reflejado en sus ojos, en mis propios ojos de niño, no hace sino confirmar que soy lo que quiero ser... & Nothing Else Matters.

Un niño cualquiera.

martes, 30 de marzo de 2010

Prisionero En El Paraíso

Este podría ser, perfectamente, uno de los capítulos de mi libro...



Aunque pueda parecer extraño viniendo de mi, no recuerdo la primera vez que le vi; para mi memoria siempre había estado, sonriente, en aquella triste esquina de la barra de nuestro bar.

Era un hombrecillo duro, pequeño y tímido. Honrado, amable y sorprendentemente alegre. Su cara se empeñaba en decir que tenía muchos más años de los que realmente tenía. Sus ojos, que había dejado algo muy importante en el lugar que le vio marchar. Y su sonrisa... su sonrisa decía que estaba perdido en medio de otra cultura, de otras costumbres que no alcanzaba a entender del todo, pero intentaba disfrutar a su manera.

Se llamaba Nikolos y era un griego que llegó sin papeles a la tierra prometida y, aunque había conseguido malvivir con el sudor de su frente, su condición de ilegal le había convertido en prisionero en el paraíso. Ironías de la vida. Para colmo, la miseria de sus orígenes más que humildes; la misma que le obligó a buscar un futuro mejor más allá del horizonte, ahora le negaba también su nacionalidad y hasta su propio nombre...

Un día de verano, de esos en los que cuesta respirar, entró en el bar alteradísimo. Recuerdo que sólo estábamos Iñigo (camarero, amigo y niño valiente a jornada completa) y yo, y que hasta nos reímos al ver a aquel buen hombre tan acelerado. La falta de costumbre, supongo.

Conseguimos entenderle que su mujer había encontrado, en algún puerto de su Grecia natal, a alguien lo suficientemente amigo, valiente e insensato (normalmente sinónimos los tres) como para jugarse algo más que sus propias lentejas mirando hacia otro lado justo en el momento apropiado...

Así que había echado mano de todo el dinero que había sido capaz de ahorrar, dispuesto a aprovechar la oportunidad; con la energía de quien sabe que podría no volver a presentarse, de quien, después de haberlo pasado mal, ve su sueño, su propia vida, de nuevo, al alcance de la mano. Sin embargo, la vida volvía a reírsele a la cara; sin nombre, no hay billete de salida. Y su desesperación le llevó hasta nosotros...

Dos semanas después, embarcaba en Barcelona rumbo a su hogar, sin maletas pero con los bolsillos llenos de esperanza. Con mi nombre en la tarjeta de embarque y el suyo esperándole en tierra firme, al final del viaje más largo de su vida, junto con la mujer que no había podido quitarse de la cabeza ni un segundo desde que partiera hacía ya demasiado.

Años después volvió a la tierra prometida, esta vez sólo como turista, un turista especial buscando las marcas que no había podido borrar el paso del tiempo y las huellas de sus propias pisadas volvieron a llevarle a nuestro bar. No coincidimos, pero me contaron que llegó acompañado de su hermosa mujer y de su hijo... que tenía un nombre vasco que no consigo recordar... o sí?


Un niño (triste) cualquiera*.



* en breve camino de Berlín...

jueves, 11 de febrero de 2010

Desde El Tejado

Hace ya tiempo que escribí estas líneas, dejando que la música de esta canción que acabo de subir, inventara mis palabras. La canción pertenece a la Banda Sonora Original de la película El Piano y no he podido dejar de escucharla desde que nos encontramos. Hace poco, una amiga de las de verdad, me la recordó, así que, como lo prometido es deuda, aquí vuelven mis líneas desde el tejado...




Empieza a dormir la ciudad… Entre el ruido de los coches de vuelta a casa, de quienes se creen felices sin ni tan siquiera saber si lo son, se puede escuchar el llanto de un piano; allí arriba, donde el silencio nunca es silencio porque se convierte en la más hermosa de las poesías.

Allí arriba, una habitación tristemente vacía, tristemente abandonada, iluminada tan sólo por una pequeña y frágil lámpara de cristal. El mismo cristal de los ojos que vuelven a mi mente entre el sabor a humo y el calor del tequila… Ese mismo cristal…

La puerta cerrada no deja escapar los restos de tu recuerdo, ni las cenizas apagadas de nuestra pasión amontonadas en un rincón. No quedan salidas, no se puede ser más rápido que el olvido, especialmente, con el dolor como compañero de viaje.

Y en una esquina, la ventana abierta de par en par, ofreciendo a gritos la solución del cobarde para todos mis males para todo mi sufrimiento, deja entrar y sentir la poca luz que le queda al día para morir. La misma luz de esos ojos que recuerda mi alma entre la imagen y el olor de tu cuerpo que me llega desde las sábanas. Esa misma luz…

Pero, sin embargo, sigo aquí. Aunque, realmente, sobre nuestra cama sólo queda mi cuerpo inerte porque mi imaginación, tan osada como inconsciente, ha desafiado a la noche, al miedo a la oscuridad, haciendo lo que mi triste y humano cuerpo no ha sabido o no ha querido hacer; destrozar esa puerta… saltar por esa ventana…

Y me convierto en la brisa que acaricia estrellas y edificios, esa que roba los sueños de aquellos que se atreven a pedirle algo más que consejo a la luna. A veces, sólo a veces, para devolvérselos convertidos en realidad.

Y me convierto en la nube que se deja arrastrar por el viento, esa que intenta sin lograrlo acercarse al corazón de la luna, tocarla, besarla, vivirla. Disfrutando de cómo cambia la ciudad desde el cielo, disfrutando de lo insignificantes que somos allí abajo, lejos, perdidos entre nuestros insignificantes problemas.

Y me convierto en una de esas notas que cruzan, de casa a casa, de persona a persona, de oído a oído esta misma ciudad. Robando sonrisas, provocando lágrimas… Disfrutando de la humanidad del hombre; esa que está en peligro de extinción, esa que hay que pararse a admirar cuando se encuentra, porque normalmente la perdemos o se nos queda olvidada en algún armario, en algun trastero hasta cubrirse de polvo.

Y cuando vuelvo a abrir los ojos, vuelvo a ser consciente de que sólo me queda de humano el recuerdo de otra vida. La alegría del día que descubrí que el hombre y su mundo merecían la pena, la tristeza de la noche que me defraudó para siempre y renuncié a seguir su camino. Y hoy, casi soy feliz, observando las idas y venidas de ese mundo subido en cualquier tejado, compartiendo todas vuestras historias con la luna y pidiéndole que me devuelva tus ojos, tu olor, tu luz… todas las noches, de aquí a la eternidad, de aquí a que se acaben mis siete vidas…


Un niño cualquiera.

jueves, 4 de febrero de 2010

Una Imagen...



Lo bueno de las pesadillas, lo malo de los sueños, es que son, precisamente eso, sólo sueños... o no?


PD: "Dust in the wind, all we are is dust in the wind"


Un niño cualquiera.